Precios en alza, sueldos estancados: una realidad que golpea a los más jóvenes.

En este artículo hemos investigado y analizado la evolución de los precios de algunos productos que afectan a nuestra economía personal (ropa, entretenimiento, cosmética, ocio,…) y comparado con el IPC y la evolución de las nóminas de algunos empleos. Esta investigación está relacionada con el ODS 8: promover el crecimiento económico sostenido, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.

Durante la última década, el precio de muchos productos cotidianos ha aumentado significativamente, afectando de forma directa a la economía personal de los ciudadanos, especialmente de los más jóvenes. Según un estudio reciente, el IPC ha crecido en promedio un 82,25%, mientras que los salarios solo han aumentado entre un 27% – 40%, lo que implica una clara pérdida de poder adquisitivo.

Por ejemplo, hace 10 años, una botella de agua costaba 0,33€ y hoy cuesta 0,59€. Si hacemos el cálculo:

👉 0,59 ÷ 0,33 = 1,78 → Esto significa un incremento del 78%.

Este fenómeno se repite en productos básicos como el pan, la ropa, los cosméticos o los aparatos electrónicos. Mientras que el coste de vida sube rápidamente, los sueldos no siguen el mismo ritmo. Esto genera una situación en la que, aunque una persona cobre más que hace diez años, puede permitirse menos cosas con ese dinero.

 Por ejemplo:

  • Sueldo de un profesor hace 10 años: 2.291 €
  • Sueldo actual: 2.911 €
  • 2.911 ÷ 2.291 ≈ 1,27 → Un aumento del 27%, muy por debajo del IPC.

Esta diferencia provoca que muchos jóvenes tengan que reducir sus gastos en ocio o productos no esenciales, y priorizar solamente lo más básico. Además, quienes no cuentan con apoyo económico o becas pueden verse obligados a buscar trabajos de medio tiempo, lo que aumenta su carga diaria.

Por otro lado, la inflación no solo afecta a las personas, sino también a las empresas. Cuando los precios suben, los costos de producción también aumentan, y eso puede llevar a una reducción en la contratación de personal. Esto repercute directamente en la calidad del empleo y en las posibilidades de acceder a un trabajo decente y estable.

Si los precios continúan subiendo sin un aumento proporcional de los ingresos, cada vez será más difícil cubrir las necesidades básicas, ahorrar o planificar a largo plazo.

Para evitar estos efectos negativos, los gobiernos y empresas deben trabajar juntos para controlar la inflación, fomentar el empleo de calidad, mejorar la productividad y garantizar que los sueldos suban de forma acorde al coste de vida.

Autoras: Natalia Azpuro Muñoz y Paula Hernánez Arjona (1º Bachillerato C)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *