«No solo los vivos son asesinados en las guerras«, Isaac Asimov.
Nos disponemos a participar en la edición nº 7 de Sapere Aude. Tenemos por delante la complicada tarea de decidir qué tema vamos a trabajar este curso. Una conversación entre dos o tres alumnos llama la atención de la profesora, les pide silencio y atención. Uno de ellos dice: «Es que Samir dice que…» Acabamos de descubrir que nuestro compañero de pupitre no solo no ha nacido en España, eso es algo a lo que estamos acostumbrados, es que Samir tiene una historia de vida dolorosa y asombrosa: es refugiado de guerra afgano.
Ya tenemos TEMA. Samir tiene que contarnos su historia, es necesario que sepamos cómo se siente y que demos voz a su situación. Hablar le sentará bien y nosotros tomaremos conciencia de todo por lo que ha pasado. Le haremos una entrevista.
- Hola Samir, ¿cómo estás? ¡Hola! Estoy bien gracias, un poco nervioso porque esta semana se casa mi hermana, allá en Kabul, me gustaría estar allí, pero…
- ¡Oh, vaya! Seguro que echas mucho de menos a tu familia, entendemos que puedas estar un poco triste y a la vez feliz por tu hermana. Samir, comencemos por saber cómo era un día normal en Kabul antes de la llegada de los talibanes, ¿qué recuerdos tienes? Pues, mira. Vivía en casa de mis padres, junto con mis hermanos, somos seis. Iba al colegio a las 08:00 y salía a almorzar a las 11:30. No tenía que volver al cole hasta las 16:00, así es que tenía tiempo para estar con mis amigos y mi familia. Luego, a las 18:00 salía del colegio, pero ya no andaba por la calle, regresaba a casa, cenaba, estaba con mis hermanos y mis padres… Allí los coles no son como aquí, allí los chicos y las chicas íbamos a colegios separados. Yo tenía muchos amigos, mi pandilla era de unos 18 o 20 chicos.
- Y, ¿qué sueños tenías? ¡Uf! La verdad es que era un poco pequeño, me gustaba mucho salir con mis amigos y subir a las montañas. Allí había tanques abandonados de cuando estuvieron los soviéticos y me gustaba ir a jugar con ellos. Confieso que alguna clase me saltaba… Recuerdo también, que, aunque era pequeño, me gustaba la idea de ser militar, pero era solo una idea.
- Llegan los talibanes, ¿cómo supiste que volvían? ¿Qué cambios notaste en tu familia, en Kabul, entre la gente? La verdad es que ya todos sabíamos que iban a regresar. Lo decían en la TV y todo el mundo lo sabía. Los talibanes tardaron una semana en llegar hasta Kabul, donde vivía con mi familia, que es la capital del país. Desde que salieron los americanos todos sabíamos que volverían. Los cambios no fueron bruscos, fueron lentos y básicamente noté que, durante la semana que tardaron en llegar hasta Kabul, había muy poco tráfico, había poca gente por las calles, había como una tristeza en todos lados que dolía. En casa, mi padre nos dijo que mantuviéramos la calma y que fuéramos discretos, nada más.
- Y, ¿qué pasó con tu escuela? Pues no volví, se cerró durante cuatro o cinco meses. Luego la han vuelto a abrir, pero con cambios.
- Samir, nos dices que ya están los talibanes en Kabul, ¿te sentiste inseguro en algún momento? ¿Sucedió algo que te marcara especialmente? Pues la verdad es que no. Mi padre nos hacía sentir lo mejor posible, nos pedía calma y nos daba tranquilidad, además yo decidí salir rápidamente del país y casi no estuve allí cuando llegaron los talibanes, por eso no recuerdo casi nada, y nada especial, la verdad.
- Es decir, decides muy pronto que quieres salir del país, ¿por qué, qué te llevó a querer salir de allí? Pues, había oído que los talibanes imponen sus ideas con las armas y sembrando miedo, y yo no quería vivir así. No quería estar en un lugar donde me prohíban hacer cosas que son normales. Prohibieron ir a la escuela, aunque luego han abierto algunas, pero tienes que estudiar lo que ellos te digan; no puedes llevar pantalón corto, si eres chico debes llevar barba y no puedes trabajar con mujeres; no puedes llevar tatuajes y a las 10:00 todo el mundo debe estar en su casa. Y para las chicas es peor. No pueden salir solas a la calle, si no van con un familiar, adulto y varón; no pueden estudiar, solo hasta los 10 o 12 años; no pueden trabajar y no pueden ser atendidas por un médico que sea hombre. Nadie puede expresar sus ideas libremente, si lo haces puedes meterte en un lío, incluso pueden llevarte a la cárcel y torturarte. Desde que han llegado los talibanes hay muy poco trabajo y hay más pobreza en mi país. Por todo esto decidí salir de allí.
- ¿Cómo fue tu salida, te enfrentaste a algún peligro o dificultad? Pues, la verdad es que fue muy rápida. Yo solo estuve un par de días conviviendo con los talibanes. Mira, mi tío trabajaba para la embajada española y el Gobierno de España ofreció ayuda a toda la gente que estaba trabajando para ellos. Envió un avión de las Fuerzas Aéreas Españolas para que todas las personas que estuvieran trabajando para ellos y que quisieran salir de Afganistán pudieran hacerlo de forma segura. Mi tío y su familia decidieron salir del país, y yo, con el permiso de mis padres, decidí irme con mi tío, no quería estar allí en esas condiciones. Creo que mi padre no pensó nunca que pudiera conseguirlo, no era consciente de que me iba a ir. Estuvimos un día y una noche enteras esperando en el aeropuerto, estaba lleno de personas que querían volar lejos, incluso explotó una bomba cuando estábamos allí. Pasamos un primer control porque mi tío dijo que yo era hijo suyo, pero al intentar pasar el segundo los militares tenían una lista con los nombres de las personas que formaban cada familia y yo no aparecía en aquella lista. La verdad es que tuve un poco de miedo, pero estaba allí UNICEF y ellos dialogaron con los españoles y, al final, no hubo ningún problema, me dejaron pasar aquel segundo control. Luego, a otro primo que también venía con nosotros y a mí nos preguntaron que a dónde queríamos volar. Yo siempre había querido ir a los Estados Unidos, pero al final decidimos subir al avión que nos traía a España con mi tío.
- ¡Uf! No sé cómo hubiera actuado estando en tu lugar, Samir, ¿qué sentiste al dejar atrás a tu familia, a tus amigos…? La verdad, los recuerdos se mezclan. Pues miedo, pena, pero también curiosidad por saber qué me encontraría en España, cómo sería mi vida aquí. Un poco una mezcla de todo.
- Y, ¿recibiste alguna otra ayuda, además de la de tus tíos y el Gobierno de España? Pues, sí, claro. Aquí vivo en un piso de la Junta, recibo su ayuda, claro. Además también tengo apoyo de otras personas que me ayudan estar aquí, a adaptarme, a pasar buenos ratos con ellos y su familia. Sí, sí tengo ayuda y apoyo.
- Ahora estás aquí, en España, bueno con nosotros en Plasencia, ¿te ha costado adaptarte? ¿Qué es lo que más echas de menos? Pues sí, un poco sí. Aquí se vive de forma muy diferente. Es verdad que el cambio es un poco a mejor, porque aquí hay más libertad para todo, pero la lengua, como ves aún no la domino, me cuesta, entiendo mucho, pero me cuesta más hablar o escribir. La comida, está bien, pero claro yo tenía otra comida allí. Me gusta el tiempo, allí hacía más frío, y eso me gusta. Echo mucho de menos a mi familia y estar con mis amigos, eso es verdad, lo echo mucho de menos.
- Y, ¿lo que menos te ha costado? Pues a vivir en general porque aquí sois abiertos, habláis enseguida con las personas, sois alegres y eso está muy bien. La forma de ser de la gente de aquí te ayuda mucho en este cambio. ¡Ah! Y la libertad, aquí me siento muy libre.
- Samir, y para terminar, ¿qué sueños tienes ahora, qué deseas para tu futuro? Pues la verdad, tengo la esperanza de que todo cambie en mi país y poder volver. Antes, solo quería salir de allí, pero ahora pienso cada día más en poder volver. Pero antes me gustaría estudiar para ser político o diplomático y poder trabajar para mejorar la vida de la gente de mi país. Me gustaría ir a los Estados Unidos también, siempre he querido ir allí y luego volver a Afganistán, pero para cambiar cómo está ahora, para hacer que todos tengamos los mismos derechos y podamos vivir en paz y con libertad.
Como compañeros de Samir y como ciudadanos del mundo deseamos que todas las personas puedan vivir en paz sin temor a expresar sus ideas libremente. Hemos tenido conciencia de la importancia de cuidar nuestros derechos, de lo frágil que puede ser una vida, que parece que nunca va cambiar, pero puede hacerlo, de forma rápida y brusca.
Nos gustaría recordar la importancia de una buena educación, basada en valores como el respeto, la empatía y la libertad, valores imprescindibles para una sociedad como la que deseamos para todos.

Esta entrevista se ha realizado por el alumnado de 2º -A de la ESO del IES Sierra de Santa Bárbara de Plasencia.
Formidable entrevista y reportaje. Maravilloso testimonio de la vida de Samir.