María Tovar Hernández 2ºBach A
Lisa Herrero Méndez 2ºBach A
Lucía González Jiménez 2ºBach A
Hoy en día vivimos rodeados de mentiras, pero no somos capaces de verlas ya que hemos normalizado por completo su uso y el hecho de que la mentira pueda ser usada con unos fines favorecedores, como muy bien se ve reflejado en la teoría política de Maquiavelo.
En nuestra sociedad como en todas, existe el conformismo, y lo malo no es que este forme parte de nosotros, sino que no hagamos nada por cambiarlo. Si inconformismo es progreso, el conformismo es atraso, es decir, una sociedad que se preocupa del fútbol y los cotilleos y no aspira a nada mejor es y siempre será conformista y esto lleva consigo una futura pérdida de libertad ya que todo parece estar bien con ellos. Una sociedad conformista ante una política que no le satisface, es una sociedad esclava de las decisiones de esos políticos, pero una de las bases del conformismo es la desinformación, es decir, una sociedad que no está formada, que no conoce sus derechos y por eso vota o está de acuerdo con esas mentiras políticas que a su parecer son verdades.
Los políticos siempre quieren el poder y si para ello hay que mentir se hace, el problema es que con nuestro conformismo se lo ponemos demasiado fácil ya que da igual lo que nos digan lo vamos a aceptar, aunque también es cierto que muchas veces nos dicen simplemente lo que queremos oír aunque luego hagan todo lo contrario con tal de mantenerse en el poder, que es a fin de cuentas lo que verdaderamente les importa.
Maquiavelo es uno de los filósofos en los que encontramos entre su teoría política una clara justificación de cualquier medio para llegar al poder. De ahí viene el término maquiavélico como algo peyorativo, dicho de manera despectiva.
Actualmente, son muchos los políticos que optan por mentir a su público, y tras oír lo que quieren, conseguir votos a favor de sus partidos. Todo el mundo desea escuchar lo que llevan pidiendo durante mucho tiempo: la bajada de los impuestos, un aumento de sueldo en sus respectivos trabajos, igualdad salarial, menor tasa de paro, mejoras en la sanidad, educación e investigación, etc. Por ello, aquel que ansíe alcanzar el puesto de presidente del gobierno, llenará sus discursos de falsas esperanzas. Y una vez llegue al poder, todas aquellas promesas quedarán en el tintero.
A sus consejeros les parece una buena idea utilizar la mentira y el engaño para ello, a sus asesores también, obviamente su partido y el propio político lo apoyan, pero es que un filósofo también lo hubiera hecho, de no ser porque vivió en los siglos XV-XVI.
En su obra cumbre El Príncipe, exponía cómo debía actuar el gobernador para conseguir y mantener el poder. Todo valía; veía honorable utilizar la mentira, el engaño, la religión para ganar apoyos, la toma de decisiones impopulares haciéndolas aceptables a los ojos del pueblo… si todo ello conducía al éxito, la moral no importaba. De ahí la frase, que aunque no fue enunciada como tal por él, refleja perfectamente su teoría, “el fin justifica los medios”. Por ello de igual manera, según Maquiavelo, cuando los políticos nos mienten para ganar apoyos y llegar al poder, está justificado el medio, aunque no entre en la moral, con tal de conseguir éxito y supuestamente cuando lleguen al poder hacer lo que sea mejor y siempre en beneficio para la ciudadanía. Esto último (un poco cuestionable dependiendo el punto de vista de cada uno), es lo que en definitiva todos intentan, porque solo así, se mantendrán en su puesto año tras otro.
Uno de los máximos referentes de maquiavelo fue Fernando el Católico, rey de españa durante el siglo XVI el cual maquiavelo considera el ejemplo ideal de gobernante debido a que la situación en Europa era la siguiente; España y Francia se están formando como estados fuertes, sin embargo Italia se encuentra dividida, dominada por el extranjero y en definitiva, débil. Por ello, Maquiavelo destaca la necesidad de un hombre fuerte en el poder, como Fernando.
Un ejemplo ideal de gobierno maquiavélico lo podemos observar en la famosa serie televisiva de Juego de tronos, basada en hechos ficticios y ambientada sobre todo en gobierno de reinos, destacando de ella principalmente el personaje de consejero descrito en el príncipe, siendo como ejemplo los siguientes personajes:
Lord Baelish es el personaje más maquiavélico, ocultando sus intenciones y haciendo que todo el mundo dependa de él. No le importa la moral o la ética, solo quiere ascender en el poder.
Tyrion Lannister tiene todo lo que hace falta para ser un buen gobernante: inteligencia, conocimientos, preocupación por los débiles y el apellido correcto. Tyrion es maquiavélico “en el buen sentido”. Su papel en la serie es precisamente el de consejero de Daenerys, como Maquiavelo lo fue de Lorenzo II de Médici. La reina no conoce la tierra que quiere gobernar, sus instituciones ni a sus gentes. Para eso tiene a su Mano de la Reina. Todos los personajes aspiran a conseguir el Trono de Hierro, que representa el poder absoluto.
BIBLIOGRAFÍA
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